El Juegos como recurso
El Juegos como recurso
El juego es un fantástico recurso educativo que permite
- Mantener el interés por el aprendizaje
- Mantener sin esfuerzo una actividad mental constante: creación, imaginación, exploración y fantasía.
- Favorecer el desarrollo global del niño/a: intelectual, emocional, afectivo, social, del lenguaje, psicomotor, etc.
- Permite además hacer posible la educación de los aspectos emocionales: para una educación emocional se hace necesaria una vivencia de las mismas, se hace necesario hacer, para aprender a ser.
Con
el juego todas las personas participantes se sienten libres y dueñas de hacer
aquello que espontáneamente desean, a la vez que desarrollan sus cualidades. De
hecho, todo el personal experto del mundo de la infancia coincide en la gran
influencia que la actividad lúdica tiene para el desarrollo equilibrado de las
áreas cognitiva, afectiva y social en las edades tempranas.
En
este sentido, y en la medida que sus participantes son más o menos libres de la
ejecución del propio juego, podrían diferenciarse dos clases básicas:
Juegos
espontáneos: caracterizados por no tener ningún tipo de reglas fijas, y por
tanto ser muy creativos y libres en su desarrollo.
Juegos
dirigidos: donde existe un fin y unas reglas preestablecidas desde el inicio.
Están destinados a un grupo determinado y presentan unos objetivos definidos.
Por
otro lado, aunque existen numerosas teorías sobre el juego (Conductista-Wundt,
Evolucionista-Spencer y Hall, Funcionalista-Gross, Psicoanalista-Freud,
Cognitiva-Piaget, SocioHistórica-Vigotsky, Ecológica-Sutton Smith, etc.), y
cada una de ellas recoge una importante aportación, en la actualidad no existe
ningún enfoque o teoría que trate al juego en su globalidad.
De
este modo, podríamos considerar que el juego supone una de las actividades más
relevantes en el proceso de evolutivo de una persona ya que contribuye al
desarrollo de las siguientes dimensiones:
- Biológica: promueve la estimulación de las fibras nerviosas de nuestro cerebro.
- Psicomotora: tanto a nivel físico como de nuestros sentidos, el juego potencia el desarrollo del control muscular, la fuerza, el equilibrio, la percepción, etc.
- Intelectual: favorece tanto la estimulación del pensamiento como la capacidad para responder a los distintos estímulos y nuevas experiencias que se generan en las dinámicas de juego.
- Social: entrando en contacto con los iguales y aprendiendo normas de comportamiento con el entorno.
- Afectivo-emocional: por un lado genera placer, alegría, creatividad, etc... y, por otro, sirve para liberar y descargar tensiones
A
través de los juegos se crea un ambiente favorable que fomenta la cooperación
entre los alumnos en el aula, se consideran una fuente inagotable de recursos
que se puede explotar con el fin de mejorar el proceso de
enseñanza/aprendizaje. El ámbito del aula debe ser el refugio del niño, él debe
sentirse siempre protegido, abrigado para que esa relajación, que la clase le
aporta, le permita estar más receptivo a la hora de adquirir una lengua. Hay que pensar que esto
es fundamental, puesto que va a aprender términos nuevos, no usados en su
habitual lenguaje, y todo debe ser creado de un modo simple y expresivo para
que le resulte más fácil asimilar conceptos.
Se
le debe hacer partícipe desde el principio del proceso, el niño es una esponja,
todo lo asimila; por consiguiente, será desde el comienzo cuando se sentarán
las bases de ese aprendizaje, haciéndole partícipe de los juegos, dándole un rol tanto de director,
en aquellos momentos que sea necesario, como de gregario para el resto de la
clase.
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